11 abr 2008

ANÁLISIS DE LA ENCUESTA

NO PRETENDAN DEMASIADO

Exactamente eso fue lo que quise decir, que no pretendan demasiado pues soy abogado y, para colmo de males, la muestra no es lo que se diga demasiado representativa. Sin embargo, muestra algunas tendencias interesantes. Si bien no hay una coincidencia perfecta entre la cifra de encuestados y las que develan su ocupación en el contexto universitario, podemos comenzar por señalar el hecho de que contamos con un 70 % de usuarios del sistema de enseñanza, y sólo un 30 % de docentes (dos tercios de ese porcentaje) y el resto (solo 3) profesores.

Veamos ahora qué sucede con el ranking de cada uno de los rubros ofrecidos para votar:



















La verdad es que los resultados me han sorprendido. Sacando los rubros que salieron en los dos últimos lugares —coincido absolutamente en que ése es su lugar—, no coincido demasiado con los resultados.

Me parece injusto que se nos exija capacidad de motivación como primer aptitud. Se supone que las personas no aterrizan en los centros de estudios universitarios por sorteo o licitación. La motivación, a mi juicio, la deben traer puesta, sin perjuicio de que un profesor o profesora que sepa motivar a los estudiantes tendrá mejores resultados.

Sin embargo, creo que las tres aptitudes esenciales para ser un buen docente —asumiendo que tenemos conocimientos mínimos indispensables sobre la materia— son, en ese orden:

a) depositar expectativas positivas sobre los estudiantes;

b) buenas técnicas de enseñanza; y

c) capacidad de planificación.

Todo lo demás, por supuesto, suma, pero estas tres no pueden faltar.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Alberto:

Me llamó notablemente la atención que " buen humor " haya recibido tantos votos. Será que los profesores son muy malhumorados o que son demasiados "serios"? no lo entendí.

Después que la opción "carisma" esté por encima de " capacidad de planificación " tampoco me parece adecuado.

Pero en fin, son opiniones que surgen de la experiencia de cada uno y del criterio para valorar los rubros.

Saludos,
Seba

Simon Muntaner dijo...

Atención, camarada Bovino: Llega de Gallegolandia esta semana el tremendo Joaquin Aparicio, que junto con Guillermo Gianibelli es posible que acampen en el Danzón noche si y noche también. Atento porque creo que podemos quizá ofrecer a la blogosfera un profesor - tipo según esta encuesta, sino que afincado en el oriente manchego. Tu blog ha sido por otra parte incluido en la lista de referentes de Parapanda.
Abrazos en la distancia trasnatlántica de Simón Muntaner y recuerdos de tu cofrade Antonio Baylos.

gA dijo...

Alberto, me super convenciste con tu top 3.

Pequeña duda/objeción, puede haber un consenso aparente en cosas distintas si nadie sabe bien cuáles son las "buenas técnicas" de enseñanza, que para muchos puede referir a cosas distintas.

Bruno Bimbi dijo...

Creo que estás subestimando el tema de la motivación. Tuve una vez una profesora que me caía bien, era inteligente, sabía mucho sobre la materia, parecía buena persona, era justa cuando calificaba... pero era taaaaaaaaaaaaaaaaaaaan plomo, tan aburrida, tan poco motivadora, que era imposible seguirla. Uno se quedaba dormido en la clase. Y no daban ganas. Hasta cuando quería ser simpática, pobre, le salía mal. Y la materia era interesante, daba para hacer cosas motivadoras. Pero no había caso. Y todo el curso sentía lo mismo. Claro que coincido en que esa no es la cualidad más importante, ni mucho menos. Pero tiene su importancia.

Anónimo dijo...

Estimado Bruno:

Creo que depositar fuertes expectativas positivas spbre loes estdudiamntes ess quizá una de las técnicas más efectivas de mptivación, Y no reducir ala motivación de leerles las noticas del día, como si los estdudianytes careceieran de capacidad de abrstracción y no pudieran concentrarse más que en lo efímero que están vivienco en ese momento.

Yo no dije que esa eras las únicas, creo que, a mi juicio, esa facilitan la instrumentación de las demas aptitudes,

Saludos,

ALberto

La causa Glasman dijo...

Creo que diste en la tecla en este último comentario. Depositar expectativas positivas en los alumnos es, por definición, motivar a los alumnos. La idea de crear expectativas positivas es que desarrollen habilidades e inviertan recursos para poder lograr los resultados implicados en las expectativas. No conozco otra definición mejor de motivación

En cuanto a si un buen profesor tiene que motivar a los alumnos, creo que sí. No enseño derecho, pero mi experiencia me indica que las personas que tienen una motivación intrínseca a prueba de plomos como la que te referís, pueden contarse con los dedos de la mano. La mayoría de la gente necesita incentivos, fechas límite, amenazas a la autoestima, identificaciones diversas, admiración y estimulación del amor propio para sentirse motivada. En realidad, según entiendo, la motivación como intrínseca a la persona es un fenómeno de las culturas individualistas. En las culturas llamadas colectivistas, los factores que motivan más a la gente son extrínsecos, de modo que cumplir con la comunidad, la autoridad y la familia se asocia con más aprendizaje que cumplir con expectativas personales.

No creo que se conozca bien la relevancia de la motivación extrínseca o intrínseca en las culturas latinas, que no son ni extremadamente individualistas ni extremadamente colectivistas. Pero no he conocido muchos estudiantes (ni profesores) que terminen las cosas antes de la fecha límite, incluyéndome.

Alejandro Haimovich dijo...

como docente de derecho y buen lector de kelsen y nino creo en la motivación, en la motivación coactiva, la coacción y la pasión, a leer o hay sanción numérica.

(chiste...chiste?)

salute

Anónimo dijo...

Gracias Laura (Causa Glasman). Creo que quizá he resultado confuso con lo que denomino motivación.

En primer lugar, si tenemos en cuenta lo que opiné sobre depositar fuertes expectativas positivas es porque considero que la motivación es importante.

Lo que intenté decir es algo que tiene una fuerte relación con mis experiencias personales como docente. Me refiero a esos estudiantes que adoptan una actitud totalmente pasiva, a quienes no les parece adecuado que el docente espere que ellos se comprometan en su proceso de formación activamente, y que en las encuestas de mitad o fin de curso opinan, por ej., sobre algún texto, que es "muy aburrido".

En uno de los mejores cursos que tuvimos con mis ayudantes —fue el primer curso que dimos de "Garantías constitucionales del derecho penal sustantivo y del derecho procesal penal"—, uno de los estudiantes más inteligentes (la encuesta era anónima pero este estudiante puso su nombre voluntariamente) realizó una observación crítica que me resulto asombrosa: se quejaba de que en mis clases yo no realizaba conclusiones al final.

Cualquier persona que hubiera presenciado las clases de ese curso, se habría sentido asombrado por el grado de participación de los estudiantes, por los agudos planteos que nos formulaban, y por la riqueza argumental que mostraban al sostener sus puntos de vista. Cerrar la clase dando mis propias conclusiones, a mi juicio, hubiera significado, por una parte, perder el tiempo limitado que teníamos sacrificando la continuación de los debates. Por otro lado, el hecho de que yo cerrara con una "conclusión" podría haber llevado a algunos alumnos a pensar el caso o los problemas en términos de "¿cuál es la solución correcta?", que es algo que siempre tratamos de evitar porque no existe la solución correcta.

Creo que ahora estoy más confundido que antes, pero debe ser que estoy demasiado agotado.

Nos vemos,

AB